Correr se ha convertido en una forma de ocio para muchas personas. Encuentran con este ejercicio un efecto positivo para su salud, es el comienzo de la práctica de la carrera a pie.

Al principio se corre por diversión, para reducir el estrés y para estar en forma. Para muchos es una forma de aliviar el aburrimiento, es un modo de manifestar su energía y una vía hacia el autocontrol. Al utilizar el cuerpo para correr, pueden recuperar un estado anterior de espontaneidad, omnipotencia, libertad, seguridad y relación con los demás.

Descubriendo la carrera .-

Los principiantes adultos se inician en la carrera después de meses o incluso años de inactividad, o de no haber hecho ejercicio con regularidad. Suelen tener un pequeño exceso de peso y no están en forma.

Tienden a empezar consecuentemente, hacen pocos kilómetros, durante cuatro o cinco días a la semana. Y lo hacen a una media razonable de unos seis minutos el kilómetro. A medida que pasan las semanas se van enganchando cada vez más, pues se empieza a tonificar el cuerpo, tienen más energía durante el día, son más positivos, y en general rinden más, incluso en el trabajo. Sus pensamientos se hacen más claros, ordenan su mente cuando corren, y están ansioso de que llegue el momento relajante de entrenar. Aún no son «adictos» a la carrera, pero si persisten lo serán.

Descubriendo la competición .-

En el momento en que suben el kilometraje semanal a más de 50 ó 60 kilómetros, se convierten en «adictos» y experimentan la euforia del corredor, provocada por unos agentes químicos que produce el cuerpo cuando corre largas distancias y regularmente: endorfinas y encefalinas.

Son corredores estrictos con sus programas de entrenamiento, pero no están obsesionados por correr, y no sienten ningún remordimiento si tienen que interrumpir varios días sus carreras. Inician sus primeras competiciones en pruebas populares, son esporádicas y muy divertidas. Descubren una de las partes más bonitas de la carrera, la competición. Será el factor que les enganche definitivamente al asfalto.

Nace el corredor .-

Después de varios meses de entrenamiento y de algunas competiciones nacen los auténticos corredores. Son capaces de seguir sin problemas un plan de entrenamiento para preparar un maratón, con disciplina y rigor. No les importa que llueva, haga frío o calor, tienen un objetivo claro : mejorarse a sí mismos. Para ellos correr ya no es una forma de ocio sino una forma de vida, una filosofía.

Entrenan en consonancia con las verdaderas necesidades de su cuerpo, mente y espíritu. Gozan y disfrutan de sus pensamientos y de los elementos de la naturaleza mientras corren. Correr les aporta preciados valores, como el hábito de la contemplación en los rodajes en solitario, el arte de la conversación reencontrado cuando trota con un compañero, el sentido de la responsabilidad que brota de correr en grupo, el relajamiento final de la competición, el desarrollo de sus capacidades físicas máximas, y sobre todo, buena salud.

En la competición se entregan por completo y sufren esa agonía mental que debe pasar un atleta antes de dar su rendimiento máximo. Pero aún así tienen una capacidad especial para ser incomprendidos por aquellos que le contemplan : espectadores, compañeros de trabajo, familiares y amigos.

Todos hemos vivido los casos en los que se mofan de nosotros y nos recriminan el haber acabado una competición a varias decenas de minutos del ganador, en ese momento nos sentimos desolados e incomprendidos, no entienden que el esfuerzo y el mérito del que llega a mitad del pelotón o en ultimo lugar de la carrera es igual o mayor que el del primero, pero esto es otro tema ….

José Luis Martín

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